Puerta del Cielo

Thursday, September 22, 2005

Configurarse en Jesucristo por María


“San Agustín llama a la Virgen forma Dei: el molde de Dios. El que es arrojado en ese molde divino, pronto es formado y moldeado en Jesucristo. Ciertos directores son comparables a escultores que, confiando en su arte, dan una infinidad de golpes de martillo y de cincel en piedra dura o en madera para hacer de ahí una imagen de Jesucristo y, muy a menudo, no consiguen otra cosa que algún golpe mal dado estropee la obra. Pero los que abrazan el secreto de la gracia que les presento, con toda razón les comparo con fundidores y moldeadores que, habiendo encontrado el molde perfecto de María en el que Jesucristo fue natural y divinamente formado, sin fiarse de su propia pericia, sino únicamente de la bondad del molde, se arrojan y se pierden en María para convertirse en un retrato al natural de Jesucristo. Pero acordaos que nunca se echa en el molde más que lo que está fundido y es líquido: es decir, que es necesario que fundáis y destruyáis en vosotros el antiguo Adán para convertirse en el nuevo por medio de María”.

“La Madre del Salvador”. Reginald Garrigou-Lagrange, O.P.

Thursday, September 15, 2005

Nuestra Señora de los Dolores


La Madre piadosa estaba/ junto a la Cruz y lloraba/ mientras el Hijo pendía./ Con alma triste y llorosa,/ traspasada y dolorosa, fiero cuchillo tenía./¡Oh, cuán triste y cuán aflicta/ se vio la Madre bendita/ de tantos tormentos llena!/ Cuando triste contemplaba/ y dolorosa miraba/ del Hijo amado la pena.

(Secuencia Stabat Mater)

Monday, September 12, 2005

Dulcísimo Nombre de María


María es nuestra madre en el orden de la gracia. Como tal, nos comunica la plenitud de gracia que le es propia. Y yo creo que entre los dones que María concede a los que se consideran hijos suyos y que la "llevan a su casa"(Cf. Jn 19,27) siguiendo el ejemplo del discípulo amado, el más valioso es la participación en su total disponibilidad a la gracia, en su capacidad a dejarnos mover por el Espíritu Santo sin oponer resistencia. María nos comunica su humildad, su confianza en Dios, su completa entrega a la voluntad divina, su silencio, su atención interior al Espíritu...Ella nos enseñará lo que ha vivido tan perfectamente: a reconocer con seguridad, a acoger con confianza plena, y a poner en práctica con una fidelidad total las llamadas de la gracia...

(Jacques Philippe)

Wednesday, September 07, 2005

Natividad


Ya habéis adivinado, si no me equivoco, quién es este acueducto que, recibiendo la plenitud de la fuente que brota del corazón del Padre, nos distribuye en seguida lo que podemos recibir. Sabéis, en efecto, a quién se dirigían estas palabras: «Salve, llena de gracia.» ¿Pero no es sorprendente que se haya podido hacer un acueducto así, cuyo extremo deba no sólo alcanzar el cielo como la escala que vio el profeta Jacob, sino penetrar hasta llegar a la fuente de aguas vivas que brota de lo más alto de los cielos? Salomón mismo se asombraba y preguntaba como en último extremo: «¿Quién encontrará a la mujer fuerte?». Y si la gracia quedó tan largo tiempo sin llegar al género humano, es que no había aún, para traerla, este acueducto deseable de que hablamos. Pero no os asombréis que se la haya esperado tan largo tiempo; recordad cuántos años, Noé, este hombre justo, tardó en construir el arca que debía servir sólo para salvar un pequeño número de almas, ocho solamente, y por muy poco tiempo.Pero ¿cómo nuestro acueducto puede alcanzar una fuente que brota tan alto? ¿No puede hacerlo sólo por el ardor del deseo, el fervor de la devoción y la pureza de la oración? Porque está escrito: «La oración del justo penetra en los cielos» . ¿Y quién es justo, sino María? ¿De quién ha nacido para nosotros el Sol de justicia? ¿0 cómo ha podido alcanzar esta inaccesible majestad, sino llamando, pidiendo y buscando?. Fínalmente, Ella ha encontrado lo que buscaba, ya que le fue dicho: «Has hallado gracia delante de Dios». María es llena de gracia, y ha encontrado un aumento de gracia. Ella ha encontrado la gracia que buscaba, pues una plenitud personal no le basta, y no puede contentarse con gozar sola de su bien, sino que, siguiendo lo que está escrito: « El que me beba tendrá todavía sed», Ella ha pedido una sobreabundancia de gracia para la salvación del mundo entero.

San Bernardo